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18.1.14

SORPRESAS EN BRATISLAVA

La función de la escultura pública ha ido transformándose con el paso del tiempo. 

Aquellos monumentos dieciochescos que homenajeaban a monarcas y prebostes sobre altos pedestales, fueron dejando paso, en el siglo XIX, a esculturas más cercanas en la realización y en el motivo. 
Literatos, pintores, escultores, científicos o filántropos, iban ocupando su pequeño sitio en el olimpo inmóvil de la escultura pública. 
Las zonas ajardinadas de las ciudades se veían, así, salpicadas de monumentos, de mayor o menor tamaño, de factura más o menos naturalista, de bronce o mármol, pero todas creadas para contarnos que son el reflejo de una realidad que hizo avanzar nuestra historia.

Cuando las vanguardias del siglo XX atravesaron los años y fueron dejando su poso en movimientos posteriores, la escultura pública, como modalidad artística que es, fue asumiendo las nuevas formas y también los nuevos conceptos.
Ya no era requisito que fuese un homenaje ni que reflejara una fisonomía en particular, porque el arte había superado a la función y la escultura pública alcanzaba el grado de objeto artístico realizado para la contemplación, sin que tuviese que mediar un pretexto de deuda histórica.

Llegado el final del siglo XX y principios del XXI, los motivos reflejados en la escultura pública son diversos y la expresión de las formas admite el naturalismo y la abstracción
El pedestal desaparece en muchos casos, lo que invita al paseante a tomar la foto junto a la escultura (Ver entrada ...Y la escultura se bajó del pedestal en este mismo blog).

En muchas ciudades, la escultura pública se ha incorporado a los recursos turísticos, y las guías la marcan con una estrella que te invita a no dejar de visitarla.
Incluso algunas poblaciones, como es el caso de la localidad murciana de Ceutí, la han convertido en el atractivo principal de su visita.

Bratislava, la capital de la República Eslovaca, ha incorporado algunas esculturas curiosas a sus calles, que sirven de refuerzo al atractivo que, ya de por sí, tiene la ciudad.



ČUMIL

Su autor es el pintor Viktor Hulík. Fue instalada en la esquina de las calles
Panská con Sedlárska en 1997. 

Es la escultura de un trabajador asomando de una boca de alcantarilla y se dice que si tocas su cabeza volverás a Bratislava. 
Está constantemente rodeado de turistas.






SCHÖNE NÁCI

Su autor es el escultor Juraj Meliš

Situada en la calle Sedlárska, cerca de la escultura anterior, nos presenta a Ignatius Lamár, un dandy excéntrico que vivió en Bratislava a principios del siglo XX. 

Vestía levita y sombrero de copa y solía agasajar a las damas con flores y canturrear antiguas canciones. 








PAPARAZZI 


Su autor es el escultor Radko Mačuha

Se trata de un fotógrafo que parece estar tomando una instantánea robada del paseante que en ese momento circula por allí. 

Estaba situada en la calle Laurinská, junto al restaurante del mismo nombre del cual era propiedad. El restaurante cerró en mayo del año pasado y la escultura fue retirada.
























SOLDADO NAPOLEÓNICO  


Obra del escultor Juraj Meliš

Es una escultura de bronce que representa a un soldado apoyado en un banco en la plaza Main

Conmemora la presencia de las tropas napoleónicas en Bratislava a principios del siglo XIX, cuando bombardearon la ciudad desde la otra orilla del Danubio. 


El visitante encuentra irresistible fotografiarse con ellas.









Agradecimiento:


Monika Výbochová, de la Junta Directiva de Turismo de Bratislava, por la información aportada.

A Pedro José López Pacheco por las fotografías.









3 comentarios:

  1. Como siempre brillante. Un cuento rojo en www.literalia.org

    Pdta. Saludos al soldado.

    ... putos los capcha, diseñados para los de vista de águila ...

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  2. Estupendo articulo y esculturas curiosas que aportan esa dosis de arte curioso que atrae a todo tipo de publico que lo celebra con esa foto que inmortalizara su paso por esa ciudad , felicidades por el articulo

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  3. Si. Enhorabuena por el artículo.

    Preciosa forma de poder admirar el arte, sobre todo, para aquellos que por una u otra razón no visitan los museos.

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